REFLEXIONES DE UN MAESTRO.
Tras la entrega de los boletines de notas ayer por la tarde, hoy se me acercó emocionado uno de mis muchos alumnos y me dijo «gracias, maestro». Este niño había aprobado mi asignatura.
Mi respuesta ha sido muy clara. «Aunque te honra, no me des las gracias. El mérito no es mío, es tuyo. Jamás sería injusto con uno de mis alumnos ni con el resto de sus compañeros. No ha sido un regalo, sino que tú lo has conseguido. Yo sólo intento motivarte y ofrecerte cuantas posibilidades haya para que muestres de lo que eres capaz. Y lo has sido, enhorabuena».
Ofrezcamos todas las oportunidades que podamos para que nuestros alumnos tengan éxito, no dificultades para que fracasen. Al fin y al cabo, se trata de que aprendan, no de que aprueben.
Por cierto, este alumno volvió a insistir «de todas formas gracias, maestro».
Tenemos la mejor profesión del mundo. 🙂